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Los afectos como práctica social.

Antonela Carmarino

Resumen 

Este Trabajo de Graduación se propone indagar en torno a las prácticas artísticas colectivas con el propósito de visibilizar y poner en valor el trabajo comunitario de la organización comunitaria “Colectivo de a pie”. A tal fin se trabajó desde la perspectiva que ofrece el giro afectivo haciendo especial hincapié en su impacto respecto de las prácticas sociales. Para su primera etapa se realizaron  una serie de afiches que fueron emplazados en puntos estratégicos a través de acciones colectivas planificadas.

Fundamentación

Este trabajo de graduación se propone indagar en las prácticas artísticas colectivas que tienen como uno de sus objetivos prioritarios visibilizar y poner en valor el trabajo comunitario a través de estrategias de producción plástica.

Hace 10 años formo parte de una red de organizaciones comunitarias llamada “Colectivo de a pie”. Con más de 30 años de actividad en el territorio, las organizaciones comunitarias que la componen se encuentran en los últimos años trabajando en el reconocimiento de los derechos laborales de las personas que los integran.

En virtud de lo anterior, se han desarrollado, por parte del colectivo, una serie de actividades como la redacción y presentación de un proyecto de ley, y la próxima presentación de otro proyecto que aspira a fortalecer la identidad y visibilización del trabajo que realizan las organizaciones y sus trabajadores. En el marco de estas acciones de visibilización, se ha retomado como día simbólico el 19 de septiembre, en conmemoración del nacimiento de Paulo Freire, referente emblemático de la educación popular en Latinoamerica. Con el objetivo de instalarlo como el día del educador popular, desde hace algunos años las organizaciones realizan diversas actividades en pos de este reconocimiento público.

Prácticas artísticas colectivas y educación popular

Este trabajo pretende revisar los alcances de la práctica artística en virtud de su subordinación a los objetivos y propósitos de un colectivo –Colectivo de a Pie- sobre los cuales este proyecto trabaja y revisa desde los lenguajes del arte. Javier Gil en su texto: “De luces y sombras: a propósito de las estéticas comunitarias y colaborativas” (2012), se pregunta qué es lo colectivo y lo comunitario, haciendo referencia a aquello que une a la gente, un sentir, un estado de ánimo, afectos y solidaridad alrededor de algo particular, problemas o situaciones específicas. 

Para hablar de estas prácticas artísticas colectivas y contemporáneas el autor sostiene que:

 “Muchas prácticas contemporáneas no se preguntan si algo es arte o no lo es; son experiencias donde lo estético y sensible se moviliza sin plantearse su pertenencia a la institución arte. Se empiezan a fisurar las lógicas modernas con las que se pensaba y hacía arte, dando paso a nuevos regímenes de lo artístico y lo sensible, nuevas lógicas en las cuales lo estético no pertenece exclusivamente al mundo de las artes, ni corresponde a una teoría del arte, sino a la configuración de lo sensible, es decir se asocia con las formas como nos relacionamos con el mundo y las formas cómo construimos subjetividad personal y colectiva.” (Gil, 2012)

Para la realización del presente proyecto se toman como referencia una serie de  prácticas de la educación popular, que hacen a su construcción colectiva del saber, y a la importancia del proceso y la experiencia en esa construcción. Nos referimos con esto a entender la “Educación popular como proceso sistemático de participación en la formación, fortalecimiento e instrumentalización de las prácticas y de los movimientos populares con el objetivo de apoyar el pasaje del saber popular al saber orgánico, o sea, del saber de la comunidad al saber de clase en la comunidad” (Brandão, 2008). Lo que Javier Gil propone como acciones colectivas, como mundos abiertos. En estas prácticas, la figura del artista asume por lo tanto un nuevo rol. Cobra relevancia el carácter de mediador o productor cultural transformándose en un facilitador de procesos y detonador de acciones. En el caso de este proyecto, se aspira a que el artista asuma un rol de colaborador enmarcado en los propósitos del colectivo, como un sujeto inserto en estas redes colectivas de cooperación y creación estética. 

Esta práctica busca movilizar a educadores y trabajadores de organizaciones comunitarias hacia la representación y la configuración de un registro sensible de su trabajo, quienes son y qué hacen en y para la comunidad

 

 

Del afecto como práctica social y política

La mayoría de las organizaciones que componen el Colectivo de a Pie tienen su origen en ollas populares que con el paso del tiempo fueron transformando su función de acercar un plato de comida a quien no lo tenía, hacia la construcción de otro tipo de vínculo con las personas que se acercaban. La permanencia prolongada de algunas de ellas, fue el puntapié inicial para que se generaran también otro tipo de actividades. Esta dinámica permitió que con el tiempo, se fueran fortaleciendo como organizaciones sociales y centros comunitarios. Espacios a los que la comunidad se acercaría para comer, para formarse, para pedir ayuda, para estar, para ayudar, para ser nosotrxs.

Las organizaciones sociales de este tipo asumen por lo tanto un rol público y político, que se construye a lo largo de los años. Espacios gestados en la resistencia y organizados por vínculos de afecto, en el compromiso con otrxs. Es por todo lo anterior que este proyecto se inscribe en lo que Macon y Solana, definen como el giro afectivo 

“El giro afectivo intenta desplegar una perspectiva sobre el papel de los afectos en la vida pública cuestionando ciertos esquemas establecidos, tales como la distinción tajante entre la esfera pública y la privada, la asociación entre sufrimiento y ese empoderamiento/victimización o la vinculación exclusiva de afectos clásicamente positivos como el orgullo a la acción política. Las emociones, en este marco, son sociales no son estados psicológicos, sino prácticas sociales y culturales, capaces de producir la superficie y los límites que permiten que lo individual y lo social sea limitado”. (2015, p. 16)

Entendiendo a las organizaciones en el marco de ese giro afectivo, los reconocemos como espacios nacidos de vínculos sociales para transformarse en espacios y sujetos públicos. Iniciando sus pasos en situaciones que el estado no pudo sostener, su reciprocidad se vió modificada sistemáticamente con el paso del tiempo. Reconocemos que en ese recorrido el rol del estado fluctuó considerablemente. Por momentos, estuvo con las organizaciones, las acompañó, en otras ocasiones se volvió a alejar, las puso en peligro.

En el marco de la coyuntura que hoy nos toca vivir - Pandemia por COVID 19 - lxs trabajadorxs comunitarixs son consideradxs personal esencial desde el primer día del aislamiento social preventivo y obligatorio. Como personal de salud o de seguridad, con la diferencia que aún no están amparadxs bajo ningún marco legal o regulatorio. Con el cambio de gobierno en el mes de diciembre pasado volvió la mirada a las organizaciones. Volvió el estado presente. Y las organizaciones siguen igual, trabajando y peleando su reconocimiento, como trabajadorxs y la dignidad que eso significa.

La propuesta que lleva adelante este proyecto consiste en la realización de una serie de afiches que serán pegados en zonas puntuales de la vía pública en acciones organizadas por el colectivo que cuenten qué hacen los trabajadores comunitarios, quienes son, cómo trabajan. Poner en escena su trabajo, decir: ¿Qué es eso de la educación popular, los trabajadores comunitarios y la defensa de derechos?. Entendiendo el arte como otra forma de comunicar, como una práctica social y como otra forma de habitar el mundo. 

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